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La sidra, la antigua pócima de los vascos.

No hay testimonios verídicos sobre el origen geográfico de la manzana. Aún así, está bastante aceptado que el origen de la fruta se encuentra en las tierras del Cáucaso. Desde ahí bajó hasta el centro de Europa; se han encontrado vestigios de la Edad de Piedra en la zona.

Centrándonos en la sidra, existen varios textos que sitúan su origen en varios siglos antes de cristo. Por ejemplo, los hebreos lo llamaban ‘shekar’ y los griegos ‘sikera’.

En las tierras vascas se le llamaba ‘pitharra’ y en siglo I el geógrafo griego Estrabón dejó constancia de la tradición vasca de la sidra: una pócima especial que se hacía con trozos de manzanas hervidas en agua y con un poco de miel.

Son varios los testimonios escritos sobre los manzanos a través de nuestra historia. Fueron muchos los exploradores que se sorprendieron ante la abundancia de manzanos y manzanales en tierras vascas:

En 1014 el rey Sancho III hizo la siguiente donación al monasterio de Leire: “En las fronteras de Hernani, a la orilla del mar, ofrecemos un monasterio con sus tierras, manzanales y pesqueras”.

 Un famoso peregrino que cruzaba el ‘Pueblo de los Vascos’ dejó por escrito en 1134 cómo encontró gran cantidad de manzanos en su camino: “Lleno de bosques cerrados y altas montañas, allí no había ni vino ni alimento; sólo manzana, leche y sidra.”

Entre los años 1465 y 1467 el noble bohemio León de Rosmithal de Blatna hizo un viaje alrededor de Europa. Al pasar por el País Vasco francés, se sorprendió con la cantidad de manzanos y manzanales que se encontró:

“Es tanta la abundancia de manzanas en las montañas que lo rodean (Donibane Lohitzune), que no he visto igual en ningún otro lugar. […] La razón por las que plantan tantos manzanos es que al no tener vino ni conocer la cereza, hacen una bebida fermentada con manzanas.”

También pasó el embajador de Venecia por nuestras tierras vascas y dejó constancia sobre nuestra sidra en su libro de viajes, en 1524:

“En lugar de viñas, se plantan manzanos. […] Con las manzanas hacen un vino al que llaman sidra. Lo bebe la gente corriente y es claro, bueno y blanco, con sabor amargo. Es sano para quien se acostumbra a él.”

La sidra lleva un par de milenios entre nosotros, ¡y los que le quedan! Por eso, ¡hagamos todos topa en vasos y copas llenas de Euskal Sagardoa!